Dulce carta a tu sonrisa

Hey, si, soy yo, el pesado de siempre. Sigo aquí, buscando maneras de hacerte sonreír. Ya, ya se que me paso todo el santo día haciendo el imbécil para ver como se esboza una pequeña sonrisa en tu cara.
Muchas veces te preguntarás, que que hago "perdiendo el tiempo" intentando hacerte sonreír. Pequeña, si aún sigues pensando eso, es que aún te falta mucho por aprender.
Tu sonrisa, ese bien tan preciado para mí, lo mejor que puedes regalarme día a día, poder despertarte con un "buenos días amor" y que me respondas con una de tus mejores sonrisas. Es todo lo que puedo desear, no necesito nada más para ser feliz.
En tu cabeza, seguramente ronde la idea de que algún día yo me vaya, no sabes lo equivocada que puedes llegar a estar con esa estupidez. Aquí estaré, por mucho tiempo. Más del que puedas llegar a creer.
Bueno, que esto no son más que palabras, que puedes creer como mucha otra gente, que se las llevará el viento. Tranquila, día a día te demostraré lo equivocada que estarías si crees que hablo por hablar.
Y aquí sigo, escribiéndote, porque ahora mismo estás demasiado lejos para abrazarte, pero esta pequeña distancia, no me impide quererte día a día más y más.
Sabes perfectamente, que siempre estaré ahí, a las buenas y a las malas, para saltar contigo de felicidad, y para levantarte del suelo cuando te caigas, pero, lo más importante, para hacerte sonreír en cualquier momento, porque soy tan importuno, que aunque las lágrimas estén cayendo por tus dulces mejillas, sigo ahí, haciendo el payaso, buscando otra de esas sonrisas que tanto me encantan.
Porque esta es una de esas historias que empiezan con un "hola", y se  convierten en un "no puedo dejar de pensar en ti".

Leave a Reply