Seis meses mas tarde. . .
. . . Me
desperté, y como cada mañana, me quede viendo el techo pensando en aquel
maravilloso sueño que acababa de tener en el cual una vez más aparecía ella,
sus caricias, sus abrazos y sus dulces y maravillosos besos, dios, como me
encantaban esos besos. Pero ya era hora de levantarse y enfrentarse a la dura
realidad.
Me
levanto, busco rápidamente mi móvil y como cada día le doy su particular
“Buenos días, preciosa”. Todo parecía ir como un día normal. Hasta que me
dirijo a hacer la mochila para otro maldito día de colegio, y veo el día que
es. . . 25 de Septiembre, un horrible escalofrío recorrió mi cuerpo y me senté,
viendo fijamente el horizonte mientras me iban viniendo a la cabeza imágenes y
conversaciones de aquel 25 de Abril, el considerado hasta el momento como el
peor día de mi vida. Y recordando, poco a poco, me empezaron a caer las lágrimas, y con ellas
se me arruinó el día.
Durante
las clases, me fui distrayendo un poco de todo esto, pero a pesar de ello, no pude dejar de pensar en ella ni en aquel
maldito día. Al final de la mañana decidí hacer como si fuese un día normal y
corriente, como si no pasase nada, como si este día no significase nada para
mí.
Llegué a
mi casa y, aunque en mi cabeza solo estaba aquella conversación que mantuve
aquel día con ella, decidí hablarle como si nada. Pero por este tema he de
admitir debilidad, y con el paso de las lágrimas se me fue derribando el alma hasta el punto de no poder más. Una vez mas
actuando por impulsos, como es costumbre ya en mí desde que ella me cambió la
vida, le demostraba todo lo que sentía
por ella.
Le dije
que la amaba, que la necesitaba a mi lado como en aquellos maravillosos e
imborrables tiempos, que no aguantaba más sin ella y acabé diciéndole, tal vez
sin poder evitarlo, que en un día como éste, un 25 de septiembre, haría medio
año desde que mi corazón se rompió.
Sí, en
ese momento me di cuenta de mi error, de que ella lo estaba pasando mal con
todo lo que le estaba diciendo, que no obstante era la verdad, pero lo ultimo que yo querría en este mundo sería que ella no fuese feliz.
Lo dejo,
me disculpo por recordarle todo aquello y me voy. Me tumbo en mi cama, y
mientras me seco las lágrimas, espero impacientemente dormirme para volver al
mundo de mis maravillosos sueños donde
los dos somos felices estando juntos. Y lo sé, sólo son sueños, una mera
fantasía de mi imaginación, pero sé que lucharé porque algún día se hagan realidad. Porque lo único que
quiero, es estar contigo de nuevo, verte feliz, sonriente, y que yo sea la
causa. Eso me haría tan feliz…
Sabes que
no soy el mejor, ni el más rico, ni el más guapo, quizás mi carácter no sea el
más adecuado, no me considero mereciente de ti. De hecho, en mi más sincera
opinión, nadie es mereciente de tu sonrisa. Pero, tengo algo que los demás no
tienen. Te amo.
Perdona por quererte tanto.